Su objetivo es describir la tasa de prevalencia instantánea de cuadros depresivos en mujeres de la Isla de Chiloé, la asociación con sintomatología y trastornos de tipo ansioso y somatoforme y estudiar la asociación con un conjunto de factores sociales. Se trata de un estudio transversal, con una muestra poblacional de tipo probabilística compuesta por 153 mujeres adultas, de 18 a 64 años, beneficiarias de Fonasa, que viven en la Isla Grande de Chiloé. La encuesta fue realizada en el domicilio por técnicos y profesionales de la salud previamente entrenados. Se utilizó una encuesta socio- económica precodificada y una escala para medir trastornos depresivos, ansiosos y somatoformes. Se encontró una prevalencia instantánea de 5,9 % (IC95 % entre 2,2 % y 9,6 %) para trastornos depresivos y de 20,3% (IC95 % entre 13,9 % y 27,2 %) para cuadros subclínicos. Además, se observó una fuerte asociación entre los síntomas depresivos y los de tipo ansioso (r = 0,84) así como entre los síntomas depresivos y los de tipo somatoformes ( r = O, 67). Entre los factores sociales estudiados, sólo se encontró asociación estadísticamente significativa con el nivel educacional: las mujeres sin un cuadro clínico tenían una mayor cantidad de años de escolaridad que las que presentaban un cuadro depresivo (subclínico o un trastorno). Las mujeres que eran separadas y viudas, las que tenían un mayor número de hijos, las que vivían en zonas urbanas y las que referían tener un menor nivel de participación social, presentaban cifras más elevadas de trastornos depresivos, aunque esta diferencia no fue estadísticamente significativa . La prevalencia poblacional de trastornos depresivos es similar a la encontrada en otras zonas del país. La prevalencia poblacional en mujeres de cuadros depresivos de tipo subclínico no ha sido estudiada previamente en nuestro medio, pero la cifra es similar a la descrita en estudios en Estados Unidos y se discute la posibilidad de desarrollar programas preventivos. La estrecha asociación encontrada entre síntomas depresivos y los de tipo ansioso y somatoforme, tiene implicancias para la práctica clínica y para la organización de programas de atención. La asociación entre baja escolaridad y cuadros depresivos da relevancia al desarrollo de políticas sociales que buscan incrementar el nivel de escolaridad entre las jóvenes, ya que tendría -además- un efecto positivo y protector en su salud mental.
Se discute la necesidad de avanzar en la elaboración de un modelo multidimensional para la explicación de estos cuadros depresivos.